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Wednesday, October 19, 2005

Al rescate del patrimonio social

 Al rescate del patrimonio social
Por Dalia Acosta

LA HABANA, oct (IPS) - Antiguas casas convertidas en hostales, farmacias que también sirven de museo, conciertos en patios coloniales, tabernas y cafeterías, se mezclan con obras sociales. Son pequeños y grandes espacios que aparecen en lugar de las ruinas en el barrio histórico de la capital cubana.

Los sitios remozados, que surgen a cado paso en La Habana Vieja para sorpresa de sus propios habitantes, son sólo la cara más visible de un proyecto que va más allá de las obras de rescate patrimonial.

A diferencia de lo que ha ocurrido en no pocas ciudades antiguas del mundo, el programa de desarrollo del centro histórico habanero pretende salvar el patrimonio teniendo en cuenta a quienes habitan el área.

"Optamos por un centro histórico vivo", explicó a IPS la arquitecta Patricia Rodríguez, directora del Plan Maestro para la Revitalización Integral del Centro Histórico de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Un hogar materno, más de 10 escuelas restauradas y un centro de rehabilitación para niños con enfermedades degenerativas del sistema nervioso central, aparecen entre las obras sociales impulsadas en los últimos años por la institución.

"Me fueron a buscar el 19 de septiembre del 2002, en medio del ciclón Isidore. Mi hijo vive fuera de Cuba y yo estaba sola", cuenta a IPS Ida Baeza, una mujer de 77 años que desde entonces vive en la primera residencia protegida de La Habana Vieja.

Una docena de personas se benefician de los apartamentos construidos con cooperación internacional. Tienen televisor, refrigerador y cocina y se les garantiza el lavado de la ropa, la limpieza, alimentación, atención personalizada y consultorio médico.

Baeza debe respetar el reglamento interno, pero no pierde su independencia: cobra su pensión de enfermera, recibe los alimentos que vende el Estado a precios subsidiados y exhibe libremente los atributos de la religión afrocubana que profesa.

La programación de actividades opcionales incluye ejercicios de relajación, gimnasia física, juegos de mesa, rehabilitación cognitiva, proyecciones de películas, talleres de habilidades manuales y de "amor en la tercera edad".

"La residencia está abierta a la comunidad. Unas 50 personas del Círculo de Abuelos del barrio vienen aquí a hacer gimnasia, el consultorio médico atiende a los vecinos y proyectamos videos para los niños del área", detalla a IPS Esther Ruiz, administradora de la residencia.

Una instalación similar está ya en proyecto y la idea es seguir extendiendo la experiencia que pretende satisfacer las necesidades de personas mayores que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad económica y social.

La atención a más de 16.100 adultos mayores que viven en el centro histórico es sólo uno de los objetivos de la dirección de Asuntos Humanitarios de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, situada en las áreas del antiguo Convento de Belén.

Cientos de personas llegan cada semana al Convento. Algunas, como Lourdes Scull y Gilberto Jorrín, van a hacer los ejercicios matutinos y después se quedan en talleres de tejido, artes plásticas o canto. Otras acuden buscando ayuda.

La oficina recibió 2.605 solicitudes de la población el año pasado y distribuyó gratuitamente 1.154 medicamentos y 13.101 artículos, entre ellos 129 coches especiales para niños discapacitados, sillas de ruedas y efectos electrodomésticos.

El Convento de Belén, una edificación del siglo XVIII aún en fase de restauración, sumará a sus actuales funciones las instalaciones de un hogar de ancianos con capacidad para 50 personas, servicios de fisioterapia y óptica, además de un hotel.

Según el Censo de Población y Viviendas realizado en el centro histórico en 2001, más de 66.750 personas vivían en 21.005 viviendas, ubicadas en 2,1 kilómetros cuadrados. También se indicó que 16,5 por ciento de esos habitantes tenían entonces 60 años o más.

El envejecimiento de la población es considerado como uno de los mayores retos que afronta Cuba, donde 15 por ciento de sus 11,2 millones de habitantes son adultos mayores y las proyecciones indican que esa proporción llegará a 25 puntos en 2025.

"Un proyecto de ciudad sostenible tiene que contemplar a la sociedad que habita ese espacio donde coinciden las relaciones económicas, la cultura y el patrimonio edificado", comentó Rodríguez.

Arquitecta, con una experiencia de 21 años de trabajo en La Habana Vieja, Rodríguez recuerda que el actual modelo de gestión surgió como una "respuesta creativa" a la crisis que vivía Cuba a inicios de la década del 90, tras la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista europeo que eran sus principales socios comerciales.

Ante el riesgo de perder la continuidad de un proceso comenzado en 1981 con dineros públicos, el Consejo de Estado otorgó prerrogativas especiales a la Oficina del Historiador para la gestión autofinanciada del centro histórico.

En 10 años, fueron creados más de 11.000 empleos en el territorio y la Oficina obtuvo más de 160 millones de dólares en ganancias, a partir de diversas vías como el turismo, el sector terciario y el cobro de impuestos.

"El Estado aportó 341 millones de pesos (moneda nacional que oficialmente se cotizaba al cierre de esta estadística uno a uno con el dólar), se movilizaron algo más de 60 millones de pesos en crédito bancario y alrededor de 14 millones de dólares de la cooperación internacional", precisó Rodríguez.

Del total de ingresos, 45 por ciento se destina a obras productivas e inmobiliarias, 30 por ciento a programas sociales y el resto a la reserva del Estado o a obras de rehabilitación en otras zonas de la ciudad. "Hoy tenemos un tercio del territorio rehabilitado o en proceso muy dinámico", afirma.

La vivienda es el problema más grave que enfrenta en la actualidad La Habana Vieja, reconocen autoridades, especialistas y la población que sufre de cerca el deterioro de las antiguas edificaciones.

"Siempre temo que tras la lluvia venga el derrumbe", comentó a IPS Alba Osorio, vecina del centro histórico.

Una propuesta, realizada a partir de un estudio de todos los espacios disponibles en la zona, prevé un de plan de construcción de unas 2.000 viviendas para el período 2006-2012.

Entre 1994 y 2002, la Oficina del Historiador trabajó en 3.092 viviendas, incluidas acciones de rehabilitación, conservación o nuevas construcciones.

Así y todo, algo más de 45 por ciento de las viviendas censadas en 2001 no reunían las condiciones de habitabilidad adecuadas y la mitad de ellas eran "ciudadelas", como le llaman en Cuba a las casas antiguas donde conviven varias familias por habitación y comparten las áreas comunes incluido el servicio sanitario.

Según Rodríguez, "la ciudadela es sinónimo de problemas estructurales, sanitarios y de hacinamiento". Si no hay viviendas donde reubicar, no se puede avanzar en el plan de rehabilitación que incluye aumentar los metros por persona, comentó.

Mientras, se ejecuta un programa de emergencia para recuperar la estabilidad de los inmuebles amenazados. A juicio de la directora del Plan Maestro, en estos casos, "preservar el edificio es preservar la vida". (FIN/2005)

http://ipsenespanol.net/nota.asp?idnews=35507
 

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