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Tuesday, October 18, 2005

¿Es el pueblo cubano comunista?

Posted on Wed, Oct. 12, 2005

¿Es el pueblo cubano comunista?

OSCAR PEÑA

Me atrevo a asegurar que los lectores suspenderían un examen si les
preguntan la cifra o cálculo aproximado de comunistas que hay en Cuba.
La mayoría respondería que es el país del hemisferio occidental donde
más existen. Sin embargo, afirmar eso es una inexactitud. Una evaluación
para determinar la cantidad de reales comunistas no puede hacerse en
países como Cuba, con un régimen radicalmente totalitario, donde el
Estado es dueño de todo e impone su voluntad por la fuerza de ser el
único empleador, el que decide si estás en las calles o en las
prisiones, y el que te impone luchar por la subsistencia diaria. Igual
sucedía en los ex países comunistas de Europa oriental. El comunista
surge y existe en los países libres y democráticos donde una persona,
teniendo muchas y variadas opciones políticas, puede afiliarse a
partidos y organizaciones juveniles comunistas.

Hacer calificaciones políticas e ideológicas en las dictaduras
totalitarias donde los mecanismos fracturan y subordinan a todos los
ciudadanos, es hacer un ejercicio en falso. El pueblo cubano no fue ni
es comunista. Antes del reinado de Fidel Castro sólo existía una muy
pequeña minoría de ellos en el abanico nacional. La gestación y el
resultado de 1959 no fue por ideología comunista, sino por ser el cubano
un pueblo políticamente superficial y frágil que no supo encontrar
soluciones cívicas para sus pequeños problemas y se dejó deslumbrar,
arrastrar e intoxicar por un líder carismático y engañoso que,
haciéndose propietario del país, puso de una forma u otra a todos en sus
listas. Sólo los presos políticos de largas condenas y los primeros
exiliados se libraron de ser aliados indirectos y parte del sostén. Ni
los familiares de éstos se libraron del pulpo totalitario.

No es necesario trasladarse a Cuba para entender estas razones. Hagamos
una práctica en el Miami cubano. Considere por un minuto que usted no le
va a hablar más al vecino, al que trabaja a su lado o al amigo que haya
sido miliciano en Cuba, cederista, federada, sindicalista, campesino de
la ANAP, trabajador voluntario, becado en el extranjero, camilito,
militante del partido o de la Unión de Jóvenes Comunistas, estudiante
combativo para cursar carreras universitarias, soldado
internacionalista, funcionario, profesor, periodista, poeta, escritor,
actor de la TV, la radio o el ICAIC, miembro de las tropas
territoriales, de las fuerzas armadas o el Ministerio del Interior,
trabajador de confianza del turismo, médico, músico, deportista o
artista representando a la Cuba comunista; o al cubano que haya asistido
a actos en la Plaza de la Revolución, a reuniones de las
circunscripciones del Poder Popular, o a votar en las falsas elecciones
que organiza Fidel Castro: el resultado será que no tendría con quien
hablar en Miami. Posiblemente ni con usted mismo.

Ese ha sido y es nuestro pueblo por sus circunstancias. Cuba no es un
pueblo de comunistas y esbirros, es un pueblo de recelosos justificados
y de forzados actores. Los cubanos de la isla no van a la iglesia todos
los domingos, pero --con sus excepciones-- son auténticamente bondadosos
y no han perdido su amor por el prójimo. Es un pueblo que sin motivación
para producir y trabajar ha aprovechado el tiempo para cultivar su
educación y no se ha dejado vacunar con el antinorteamericanismo que
existe en el orbe. Paradójicamente, el mayor fracaso de Fidel Castro es
que el pueblo cubano es hoy uno de los países más pronorteamericanos del
mundo.

La realidad es que millones de ciudadanos honestos, decentes y dignos de
las sociedades cerradas se van soltado de las redes que los atrapan como
supuestos comunistas y se convierten en exiliados y en declarados
oponentes internos. Sirva una muestra: Boris Yeltsin, uno de los héroes
del cambio ruso, fue secretario general del Partido Comunista de la
desaparecida Unión Soviética en su capital, Moscú, y el presidente de la
hoy libre y democrática Polonia que ha acabado recientemente su mandato
de seis años fue ministro de Educación en la Polonia comunista. Cuba no
será diferente. Somos un pueblo herido, desengañado, que a base de
golpes va descubriendo que fue estafado. También hay esperanzas para
nuestro país. Hoy es un pueblo disidente.

Siempre es injusto generalizar. Sería como admitir que todos los
oficiales y llamados ''casquitos'' del ejército y los policías de la
década del 50 de Cuba eran asesinos y abusadores, cuando la realidad es
que la mayoría no lo era y acudía a esas labores por necesidades
económicas. La evidencia de la vida no es tan simple. El esbirro, el
chivato, el rufián, el ciudadano envilecido, el oportunista se da como
la yerba mala en cualquier sistema, sea el país comunista o democrático.
Cuba tuvo ayer estos detestables personajes, los tiene hoy y,
desafortunadamente, los tendrá mañana. Parece algo inherente al ser humano.

En cuanto a tratar de responder sobre el pensamiento político o la
ubicación ideológica del pueblo cubano, considero que ayer, hoy y en el
futuro los ciudadanos cubanos se pueden calificar de socialdemócratas.
Políticamente situados en el centro. Así fueron los antiguos liberales y
conservadores cubanos, los auténticos y ortodoxos y hasta el propio
golpista Fulgencio Batista. Eran socialdemócratas e invertían en la
atención social de Cuba. Hoy sin libertad, el pueblo cubano es amante
del socialismo democrático de Canadá, Francia, Inglaterrra, Costa Rica,
Estados Unidos, España, Alemania y otros muchos países serios.

http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/opinion/12876130.htm

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