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Friday, October 21, 2005

Que no vuelva a ocurrir

Posted on Fri, Oct. 21, 2005

Que no vuelva a ocurrir

La reciente trágica muerte de un niñito cubano en alta mar impone una
seria necesidad de reflexionar y asegurarse de que jamás este triste
capítulo pueda volver a ocurrir. Ha muerto resultado del sonoro fracaso
de la revolución castrista y de una asombrosamente estúpida política de
inmigración de este país.

Para comenzar, es preciso convenir en que las circunstancias nacionales
en los Estados Unidos y en Cuba, al igual que las mundiales, han
cambiado dramáticamente desde que se inició, a fines de los 50, la
desesperada salida por mar de los cubanos. Los Estados Unidos de hoy se
enfrentan no sólo a un número de problemas internos, sino también a la
continua terrible amenaza terrorista. La seguridad de la nación ha
devenido la mayor prioridad de su historia, pues es su propia
supervivencia la que ahora se encuentra en peligro. En Cuba, en total
diferencia a los 60, un régimen económicamente arruinado, pero
políticamente sólido, preside sobre una población resignada cuando no
''debidamente'' domesticada. Mientras, a través del mundo, los distintos
países toman medidas para proteger la seguridad nacional de elementos
terroristas.

En ese marco es absolutamente imprescindible que esta nación recupere el
control de sus fronteras. No pueden los Estados Unidos permitirse el
lujo, como hasta hoy, de dejar que penetren millares y millares de
personas sin trámite inmigratorio alguno. El hecho de que el 90 por
ciento de la población ilegal esté constituido por gente trabajadora, no
resuelve la situación nacional de emergencia que constituye en tiempo de
guerra una frontera patentemente vulnerable.

Por tanto, entiendo que este país hará bien en tomar medidas para
eliminar la presente política de ''pies mojados'' y rechazar a toda
inmigración ilegal procedente de Cuba. A un tiempo queda a nuestro
senador federal Mel Martínez y a nuestros representantes federales
Ileana Ros-Lehtinen y Lincoln y Mario Díaz-Balart el abogar tenazmente
por que se aumente significativamente el número de cubanos admitidos en
los Estados Unidos. Esto último proveería un balance y una salida para
los tantos oprimidos en la isla.

La administración Bush tiene una oportunidad de probarle al pueblo
americano --que a gritos la reclama-- que es seria respecto a una
reforma immigratoria.

Felipe Fernández

Miami

http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/editorial/letters/12955232.htm

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