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Tuesday, May 13, 2008

Donde nace el agua

Donde nace el agua

Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Nuestra Señora de la Asunción
de Baracoa se alza desde 1511 frente al océano Atlántico, al nordeste de
Cuba. La primera villa fundada por los conquistadores españoles era una
aldea de tablas y guano rodeada de montañas, ríos, manantiales y saltos
de agua que colman las olas de la Bahía de Miel.


Los aborígenes asentados en las márgenes de sus ríos y de su exuberante
naturaleza le llamaban Baracoa o "lugar de las aguas". Los colonizadores
adecuaron el topónimo a su santuario y avidez urbanizadora, pero la
flora, la fauna, la bahía y la existencia de tantas aguas y montañas
determinaron el largo sueño de la ciudad primada de Cuba, que renace con
los turistas interesados en sus paisajes y leyendas.

Los peregrinos se sienten atraídos por la Cruz de Parra que acompañó a
Cristóbal Colón en su primer viaje al Nuevo Mundo. Además de la insignia
cristiana y de la exuberante naturaleza, la villa dispone de los fuertes
Matachín, la Punta y el Castillo, el último convertido en hotel.

Al recorrer sus calles, sus plazas y las viviendas de mampostería y
techos de tejas, coincidimos con sus extrovertidos pobladores –casi
todos mestizos con facciones de negros e indios, más que blancos-,
dispuestos a vendernos por dos o cinco pesos una bola de cacao, una
libra de café en grano o un cucurucho de coco. Cualquiera nos muestra
con orgullo el Yunque de Baracoa, elevación omnipresente de cima plana y
laderas escarpadas, que sirve de faro natural a los navegantes y deviene
símbolo de un pueblo enclaustrado entre el mar y la montaña.

Hasta principio del siglo XX, el océano era su única vía de comunicación
con el resto del país. Cuentan que un grupo de pobladores hicieron una
travesía con machetes y automóviles para despojarle una senda al macizo
montañoso y enlazar a Baracoa con Guantánamo, cabecera provincial desde
1976, de la cual dista unos 182 kilómetros.


En la década del sesenta fue construido el viaducto La Farola, asombrosa
obra de ingeniería que desafía la jungla cubana, bordea los
desfiladeros y reta a los conductores y pasajeros que viajan por la
sinuosa carretera, entre helechos, polimitas, manantiales montañosos y
bohíos de campesinos.

Baracoa es un lugar de historias y leyendas. Su posición geográfica la
distingue y la aísla, pero su clima es atractivo. Desde sus calles
accedemos al mar o nos encaminamos al caudaloso río Toa o al pintoresco
Miel, donde hallamos a mujeres que lavan en sus aguas y a jóvenes que
hacen peripecias en frágiles balsas.

La proximidad de El Paso de los Vientos, en el estrecho de Colón,
convierte a Baracoa en un corredor de nubes, sol y chubascos ocasionales
que mojan a cualquiera. Las corrientes fluviales y el paisaje colindante
estimulan la inspiración, el ocio, la rutina y algunas costumbres
pintorescas que atraen a cubanos y extranjeros.

Por su distancia de La Habana y por su peculiar geografía, Baracoa
parece una isla dentro de la isla. Como no es posible viajar en barco
desde sus costas con rumbo norte o sur, cosa normal antes de 1959, se
dice que la ciudad primada está frente al mar pero lo utiliza poco. Su
aeropuerto la conecta con la capital del país y con destinos turísticos
de otras naciones; sin embargo, los cubanos vivimos de espaldas a este
paraíso ecológico.

¿Serán las dificultades de transporte y hospedaje o la manía de buscar
el horizonte fuera del contexto insular?

http://www.cubanet.org/CNews/y08/may08/13cronica2.html

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