Pages

Friday, May 09, 2008

MODELO CHINO, O DE "LA CHINA"?

¿MODELO CHINO, O DE "LA CHINA"?
2008-05-09.
Hugo J. Byrne

Quienes visitan La "República" Popular China como turistas, o como parte
del proceso cotidiano de relaciones comerciales con empresas autónomas
en esa nación, asumen correctamente que el extraordinario progreso
material que contemplan es el canto del cisne del marxismo. Sin embargo,
no es necesariamente el fin del leninismo.

Es evidente que los rascacielos, las nuevas carreteras, los hoteles de
lujo y las muy impresionantes y numerosas demostraciones de abundancia
no son producto de la "distribución equitativa" soviética utilizando el
capital estático de una nación con más de 1,300 millones de habitantes.

Sin embargo, esos avances económicos que reflejan una eficiencia
empresarial indiscutiblemente capitalista, no ocurrieron por evolución
natural como en Occidente, sino por la decisión de un régimen tiránico.
No hubo en China una revolución del pensamiento ni una fraternidad de
hombres libres conquistando derechos inalienables.

El Marxismo-Leninismo se define como una conspiración anti
individualista que justifica la toma violenta del poder público por una
banda criminal, esgrimiendo el falso pretexto de la utopía igualitaria.
El llamado "modelo chino" es simplemente la eliminación de esa presunta
filosofía igualitaria, pero bajo el contínuo y férreo control
dictatorial de la mafia gobernante.

El "experimento chino" constituye quizás el descrédito final de Marx,
pero también la perfección (quizás la apoteosis) de la tiranía de Lenín.
La idea de un régimen autoritario que utiliza con éxito el mercado libre
no es nueva. Una dictadura sangrienta ejercida por un individuo o por un
grupo y muy capaz de exterminar cualquier oposición política, lo mismo
en Tibet que en la Plaza de Tianamen. Un régimen pirata que no duda en
violar cuantos convenios internacionales obstaculicen sus objetivos
económicos. Una tiranía brutal con potestad para conceder o confiscar
por decreto.

El movimiento político que preconiza ese estado semi-totalitario,
semi-capitalista e intrínsecamente corrupto, se inició desde la primera
mitad del siglo pasado, surgiendo como una revisión al llamado
Socialismo "Científico". Su fundador fue Benito Mussolini, un periodista
italiano y socialista frustrado que lo llamó fascismo. Ese nombre se
derivaba de "fascio", objeto símbolico del Imperio Romano, que consistía
en un haz de varillas sujetado firmemente por una cuerda y el que
representaba la idea esclavizante de que sólo por fuerza se mantiene la
unidad social en un estado.

La economía libre en China no existe sino en ciertas provincias y
alrededor de populosos centros urbanos y no es aplicada universalmente.
Esa no es la única diferencia entre lo que los diletantis trasnochados
del fracaso socialista llaman el "modelo chino" y el fascismo (o su
variante teutónica el nacismo, astilla del mismo palo).

Los fascistas siempre proclamaron, incluso desde la oposición, un
concepto ecléctico del orden socio-económico. Esto los diferencia de
estos marxistas semi-arrepentidos, quienes optan por las prácticas
capitalistas solamente después de muchas décadas de poder absoluto y
sólo cuando la ruina colectivista se hace evidente. El resto, amigo
lector, es idéntico.

Lo previamente afirmado demuestra la miseria intelectual de quienes
encuentran esperanza en las medidas de tentativa "reforma" por parte del
Tirano Asistente Raúl Castro. Estas medidas que la prensa "liberal" y
los apologistas del castrismo aplauden como portentos de una "pragmática
transcición a la democracia", se resumen a eliminar la prohibición
oficial para comprar teléfonos celulares, hornos de "microwave" y otros
artefactos electrónicos.

El régimen castrista también supuestamente derogó la prohibición de
acceso a hoteles y atracciones turísticas para los nativos. No se hace
gran énfasis en que para adquirir cualquiera de esos utensilios el
cubano promedio necesitaría el equivalente de sus ingresos de varios
años, a menos que el posible comprador se cuente entre la élite del
régimen, o entre quienes reciben ayuda de familares residentes en el
extranjero.

Dada la presente calidad de vida del cubano promedio, cabe preguntar,
¿teléfonos para llamar a quién?, hornos "microwave", ¿para calentar qué?
El acceso del pueblo a hoteles de lujo puede ser limitado de mil maneras
no muy sutiles, por ejemplo, atuendo adecuado (no accesible a la inmensa
mayoría de la población), cobertura en moneda cambiable, etc.

Mucho se ha especulado también sobre la liberalización de regulaciones
para viajes al extranjero, pero nada sobre la posibilidad de sufragar el
pasaje de los mismos por parte del 98% de la población cubana. Esto
implica el mantenimiento del llamado "appartheid", sólo que ahora sólo
aplicado a los que no cuentan con los medios económicos (la inmensa
mayoría de Cuba).

La "transición" de Raúl Castro es hacia un estado en el que la economía
deja de ser estática sólo para una minoría tan privilegiada como
insignificante. La desigualdad económica brutal que viene observándose
en la inmensa China y que ha captado la atención de observadores
extranjeros, es magnificada en la sufrida Cuba, con un población de
menos de 11 millones y medio. Población que se reduce, de acuerdo a las
estadísticas del propio régimen.

Mantener la costosa propaganda sobre los "logros de una sociedad sin
clases" y mantener a raya un creciente descontento ante una realidad tan
dramáticamente opuesta, es el desafío primordial para la tiranía de La
Habana. Ese descontento ya se manifiesta de mil modos, aún entre los
supuestos partidarios del régimen.

Porque en suma, en Cuba el "modelo chino" es visto como el modelo de "la
China" (apodo popular del Tirano Substituto).

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=15247

No comments: